Un portafolio es la agrupación de todos los activos financieros con los que cuentas. Estos activos pueden ser tan variados como acciones, ETFs, bonos, fondos mutuales, cuentas de ahorro, depósitos a plazo e incluso criptomonedas. En este artículo te compartiremos una manera sencilla para que en pocos pasos puedas configurar tu portafolio.
¿Por qué se recomienda juntar nuestras inversiones en un portafolio? La idea es unificar distintos activos como un todo para que no sean analizados individualmente. Al diversificar disminuye el riesgo y permite conseguir una rentabilidad deseada de acuerdo a nuestras metas y perfil de inversión.
La diversificación es el proceso que consiste en distribuir las inversiones en múltiples activos, pudiendo así aumentar la probabilidad de que el portafolio pueda sobrellevar de mejor forma la volatilidad del mercado durante ciertos períodos de tiempo.
El objetivo es que estos activos tengan una relación de riesgo y rentabilidad eficientes entre ellos, con el fin de que logremos los objetivos para los que esté creado este portafolio.
Podríamos decir que tu portafolio de inversión será la brújula que le dará una dirección clara a lo que deseas lograr con tu dinero invertido. En momentos de turbulencia, será el marco que te permitirá mantener la estrategia en marcha.
En estos sencillos pasos puedes armar tu propio portafolio
1. Establecer los objetivos
Lo primero que tienes que entender es cuáles son esos objetivos para los que estás agrupando tus activos financieros. Ten en cuenta que podrás tener tantos como metas tengas, pero considera que lo mejor es la simplicidad a la hora de manejar tu dinero.
Si tus metas son de corto, mediano o largo plazo entonces deberás seleccionar instrumentos acordes a estos tiempos.
2. Determinar tu perfil de inversionista
Una vez que has definido tus metas, ahora toca entender cual es tu perfil de inversionista. En palabras sencillas, qué tanto estás dispuesto a tolerar los vaivenes de los mercados financieros. Finalmente, el objetivo es que tus inversiones te permitan dormir tranquilo.
Para simplificar las cosas, podríamos decir que hay tres tipos de perfiles: Conservador, moderado y arriesgado.
Un perfil conservador por lo general tiene un poco menos de conocimiento de los mercados y está dispuesto a tolerar poco las subidas y bajadas que puedan afectar sus inversiones. Por lo general, tienen a resguardarse en inversiones menos volátiles o más “seguras”.
El perfil moderado tolera un poco más que el conservador y está dispuesto a mayor volatilidad a cambio una mayor probabilidad de generar rentabilidades. Generalmente, se sienten cómodos tomando decisiones más osadas para generar un rendimiento a mediano plazo.
Por último, el perfil arriesgado está dispuesto a dejar más carne en el asador. Puede tolerar de mejor manera los movimientos al alza o a la baja que tengan sus inversiones. Está esperando un mayor retorno de sus inversiones a cambio de arriesgar más.
Para saber cuál es tu perfil, te invitamos a que contestes esta encuesta de Vanguard (en inglés) o esta otra (en español) de la Comisión para los Mercados Financieros de Chile.
Una vez que conoces cuál es tu perfil, entonces podrás entender cuál de los mecanismos de inversión existentes en el mercado podrás utilizar.
3. Inicia la elección de tus instrumentos
A partir de este momento, empieza la construcción de tu portafolio. Para ello, deberás explorar y entender cuáles serán esos instrumentos que se adaptan a tus metas, los plazos que has seleccionado para esas metas y por supuesto a tu perfil de inversión.
Si es que tus metas son de corto plazo (1 a 2 años), entonces deberás seleccionar instrumentos de menos exposición a riesgo. Quizá depósitos a plazos, fondos de inversión de renta fija o incluso dependiendo del tiempo total, algunos fondos mutuales estructurados podrían ser una muy buena opción. Si quieres correr un poco más de riesgo, podrías agregar algunos instrumentos de renta variable en una menor proporción.
En la medida que tus objetivos y metas sean de mayor plazo, entonces la composición de tu portafolio podrá ir incrementando la proporción de instrumentos de renta variable e ir incorporando algunos instrumentos mucho más volátiles, pero que en el largo plazo te den mayores posibilidades de crecimiento. Esto dependerá de tu perfil de inversionista.
Recuerda, asígnale un porcentaje a cada instrumento que compondrá tu portafolio. De esta forma podrás ir rebalanceando de forma periódica tus inversiones para hacer que crezca según la estrategia que establezcas.
4. Mantén un seguimiento y rebalanceo periódico
Pasado el tiempo, es importante que mantengas un monitoreo periódico del portafolio, siguiendo y evaluando su composición y rendimientos de tal manera que en caso de ser necesario puedas ajustarlo para no perder las proporciones que te fijaste al momento de construirlo.
En conclusión
Construir un portafolio de inversión no es una tarea sencilla, pero les aseguramos que cualquier persona puede hacerlo. Para ello, es necesario contar con tiempo, muchas ganas de hacerlo, desarrollar conocimientos sobre los mercados e instrumentos donde se quiere invertir y sobre todo, sentirse tranquilos con las decisiones que se tomen cuando se presentan momentos difíciles.
Establece tus metas, los plazos y de acuerdo a tu perfil empieza a seleccionar esos instrumentos que más se ajusten a todos estos aspectos. Mantén la trazabilidad de la rentabilidad de cada activo y la del portafolio completo. Con ello optimiza, rebalancea y sigue invirtiendo.
Para terminar, te dejamos este link donde podrás ver muchas formas de distribuir los activos de tu portafolio en función de lo que te hemos explicado.