En esta segunda parte del artículo estaremos hablando sobre otros dos grandes efectos psicológicos que condicionan nuestros resultados financieros. Estos son el efecto dotación y la aversión a la pérdida.
Recordemos que estos son efectos que afectan la manera en cómo valoramos las cosas a través de nuestro inconsciente y por lo general no son valores reales sino lo que nosotros creemos que valen.
El efecto dotación
El concepto básico de este efecto es que el dueño de algo tiende a sobrevalorar sus propiedades y por eso si quiere deshacerse de ello o venderlo puede tener en su inconsciente un precio mucho mayor de lo que una nueva persona estaría dispuesta a pagar. En otras palabras, el valor que el comprador le da a ese objeto es inferior al valor que le da el vendedor.
Por lo general, los elementos físicos o tangibles son los más propensos a verse expuestos a este efecto. Como las podemos ver y tener, sobrevaloramos las cosas solo por el simple hecho de que sean nuestras.
Este efecto se ve aún más reforzado cuando algo nos cuesta más, o sentimos que hemos contribuido a su creación. ¿No te gusta más ese mueble de IKEA después de que sudaste la gota gorda para armarlo? Pues eso es parte del efecto dotación.
De esta forma, el efecto dotación puede causar distorsiones en la percepción del valor que tenemos de las cosas y por consiguiente, distorsiona el valor que podamos tener del dinero.
Aversión a las pérdidas
Estudiado por el psicólogo Daniel Kahneman, quien sostiene que las personas valoramos las ganancias y las pérdidas de formas distintas, este efecto nos hace sentir mucho más dolor por una pérdida, que placer por una ganancia de la misma intensidad.
Según investigaciones de Kahneman, esta relación es de dos a uno. Es decir, el dolor que sentimos por perder 100 dólares es doblemente intenso respecto de ganar esos mismos 100 dólares. O en otras palabras, para equiparar esa pérdida deberíamos ganar 200 dólares y así contrarrestar ese efecto emocional.
Este efecto tiene un rol importantísimo a la hora de la toma de decisiones de inversiones financieras, ya que merma nuestra capacidad de ver el mundo de forma objetiva.
Valoramos mucho más la pérdida potencial de un instrumento que su potencial ganancia futura. Por esto, ante cualquier inestabilidad del mercado muchísimas personas tienden a reaccionar emocionalmente y vender, en lugar de esperar la recuperación y tomar las ganancias según el objetivo de la inversión.
Esta aversión a las pérdidas está íntimamente relacionada con el efecto dotación: no queremos soltar nuestras posesiones porque las sobrevaloramos y cuando nos tenemos que deshacer de ellas sufrimos más emocionalmente por dicha pérdida.
¿Cómo nos influyen todos estos efectos y qué podemos hacer?
Con todo esto, podemos concluir que muchas veces no sabemos el valor real de las cosas que consumimos día a día. Nos vemos siempre influenciados inconscientemente por los precios sugeridos y por lo tanto, de los consumos de dinero que hacemos.
Por ello, es muy importante que seamos conscientes de todas las consecuencias que estos efectos tienen sobre nuestros resultados financieros.
Evitemos que nuestras decisiones pasadas afecten nuestros resultados futuros y tratemos que la parte racional de nuestro cerebro financiero sea el que tome las decisiones. O como dice Dan Ariely en su libro Las trampas del dinero: “no creas todo lo que piensas”.
Si bien el dinero no es lo único importante de la vida, claramente es una herramienta fundamental para alcanzar nuestro bienestar. A todos nos importa y mucho. Pasamos mucho tiempo pensando en él y por eso es importante que aprendamos a hablar del dinero y a relacionarnos con él pero sobre todo a darle el valor que corresponde.
Si te ha gustado lo que has leído déjanos un comentario para saber si alguno de estos efectos resuenan contigo y de qué manera te han influenciado.
Además, te invitamos a que te suscribas a nuestro blog y formes parte de nuestro programa educativo Tu Viaje de Transformación Financiera. En este, te entregaremos herramientas, conocimientos y metodologías para que puedas darle intencionalidad a tu dinero sin fallar en el intento.